domingo, 31 de marzo de 2013

El electricista y su sobrino


Hacia casi un mes que no hablaba con Raúl el electricista. La semana pasada me sorprendió con un llamado invitándome a su casa porque tenía que contarme algo. Ese día fui y, después de algunos preludios,  me contó que tiene un sobrino que se está quedando a dormir algunas noches en su casa. Se trata de un chico de 20 años que se peleó con la novia y desde entonces lo visita. “Viene a tomar unas cervezas, miramos alguna película juntos y…” ahí hizo un silencio que yo interrumpí con una pregunta, “¿qué tipo de películas?”  El dijo “Y…pornográficas”. “La primera que vimos juntos nos recalentó. A mi me costó dormirme y sé que a él también  porque daba vueltas en la cama..” “Estaba en tu cama?” pregunté y me dijo “sí”.
 Entonces le dije “contame todo de una vez, no andes con rodeos” “bueno, lo que pasó fue que esa noche me costó dormirme y para hacerlo me tuve que hacer una flor de paja en el baño y estoy seguro que mi sobrino, el polaco le llaman, también se pajeó porque cuando fue al baño demoró mucho.

“Al día siguiente se vino con otra película y mientras la veíamos a mí se me ocurrió manosearme y él me vió y me dijo `esto te calienta`¿no?. Yo le dije que, mucho, y le dije, veo que a vos también y le toqué el bulto. Disculpame pero yo me voy a hacer una paja, esto es mucho para mí, y ahí bajé mi boxer y él miraba sin decidirse a hacer mada. Yo lo animé, diciéndole dale, total, nadie tiene que saber esto. Se bajó el boxer y así los dos nos pajeamos, hasta acabar casi al mismo tiempo.”

Mientras Hugo me contaba esto yo estaba entrando en calor y no me atrevía a interrumpirlo.

Hugo continuó diciendo “El polaco tiene una poronga impresionante, es larga como la mía pero mucho más gruesa” “la tercera noche que vino cuando nos estábamos pajeando le dije que se la quería medir, como excusa para tocársela. Él me dejó y te digo que me gana por varios centímetros, aunque la cabeza parece más chica. Cuando se la agarré lo masturbé un poco y como no dijo nada seguí y le acaricié las bolas. El polaco estaba entregadísimo, entonces me animé y me metí la punta de la pija en la boca. Ahí él pibe reaccionó y dijo ¡tío, qué rico! Ni mi novia me hizo eso tan bien! Me agarró mi cabeza y empujaba la pija todo  lo que daba, hasta que largó  la leche, con chorros fuertes, dignos de su edad. Mientras él acababa yo me hice una super paja y llené mi mano de leche.”

Nos quedamos dormidos, desnudos, y por la mañana cuando yo desperté miré ese formidable cuerpo y no resistí la tentación de tocarle la pija que en un segundo estaba durísima, se la sobé un poco y como estaba de costado me acomodé para chupársela. En cuanto me la puse en la boca, el guacho se empezó a mover y me cogió  la boca hasta acabar, después que le limpié la pija, me dice esta noche te quiero coger ese culito durito que tenés.

Yo le dije que mi culito está virgen y que no quiero que me lo rompa una poronga así de grande. Pero tengo un amigo que podría gustarle.” En ese punto yo reaccioné y le digo “¿ese amigo soy yo?” “Claro, viejo, ¿Quién más?”

“Pero yo no quiero tener problemas con ningún pibe, es un problema” el dijo “No pasa nada, a él le gustó la idea porque dice que nunca se cogió un culito porque el tamaño de su poronga asusta a las mujeres” “juntémonos un día y si no estás de acuerdo te vas no pasa nada”

Yo en ese momento  estaba recaliente, y me abracé a Hugo, nos besamos, nos sacamos la ropa y nos mandamos un flor de 69. Después él me colocó de espaldas y con las piernas en sus hombros y me la puso, hasta el tronco. Me cogió como loco, y acabó gritando de placer.

Yo le saqué el forro y le limpié la pija y nos metimos a la ducha donde repetimos la ceremonia de lavarnos mutuamente y franelearnos en la bañera Yo ahí le chupe el culo, las bolas y volví a chuparle la pija hasta que acabó una vez más.

Quedamos de vernos en tres días, porque yo tenía que hacer algunos arreglos para tener tiempo, y el encuentro sería a las 2 de la tarde.

Yo llegué puntualmente. Hugo estaba bien bañado y perfumado y vestido con su clásico Bermudas blanco, impecable, ojotas y torso desnudo. Le pregunté por su sobrino y dijo que se estaba bañando porque venía de su entrenamiento, porque es jugador de futbol.

Nos sentamos y estábamos hablando cuando escuchamos que se acercaba el pibe. Yo me quedé mudo por la belleza del pibe. Muy bien puesto el apodo de “polaco” pensé.  Muy alto, fácil 1.90, delgado, cabellos muy rubios largos y levemente ondulados. Su rostro casi lampiño, con unos pelitos en la barba. Facciones muy delicadas, una mescla de niño y hombre. Estaba vestido con unos bermudas rojos, ojotas y una camisa abierta que permitía ver si pecho y abdomen musculoso. Tenía el bronceado normal de todo deportista que se expone mucho tiempo al sol.  Muy poquitos pelos alrededor de las tetillas. Pero mucho vello rubio en sus piernas, y después comprobé que sus nalgas son muy peludas.

Me saludó con un beso en la mejilla, y se sentó en una butaca solo. Hugo y yo ocupábamos el sillón grande que había en el living. 

Hugo nos alcanzó cerveza para todos, y como estaba caluroso y por mi calentura, creo, me la tomé muy rápido. Ellos hicieron lo mismo. Y seguimos con una segunda.

Ahí Hugo dijo “vamos a ver una película muy buena que tengo?” Y nos fuimos al dormitorio, porque ahí está la video. Yo me comía con la mirada al polaco y él lo notaba  y se reía. La risa era tan sensual y hermosa como la de Hugo, Los ojos se le ponían chiquitos y la cara parecía iluminarse.

A mi me dejaron al medio y quedamos semi sentados apoyados en unos almohadones. La película empezó y como ya estábamos muy calientes, Hugo y yo sacamos la pija y nos masturbábamos. Yo le agarre la pija a Hugo y él la mía. El polaco nos miraba y se sobaba la pija por encima de la ropa. Entonces yo se la toqué y le dije “Qué pedazo!, dejame tocar”, y acto seguido metí mi mano debajo del bermudas y le agarré la pija. Comprobé que Hugo no me había mentido. ¡Es un porongón! Le ayudé a sacarse los bermudas y me puse la punta de ese monumento en la boca. Con la lengua le recorrí la pija y las bolas.

El polaco me agarraba la cabeza y pretendía hundir la pija  hasta la garganta,  lo cual fue imposible, apenas me entraba el glande. Mientras tanto Hugo que había observado lo que pasaba se colocó detrás de mí y se apoderó de mi culo, dándome una lengüeteada espectacular. Yo seguía chupando el pedazo de carne del polaco que estaba muy caliente.

Hugo reemplazó la lengua por sus dedos, ya acostumbrados a dilatar mi orto y paso siguiente me clavó la pija, mientras me besaba el cuello, la espalda y con la lengua llegaba hasta la pija de polaco que entraba y salía de mi boca.

Después Hugo le dijo a su sobrino, “te cambio, pibe, culeate este orto que ya te lo dilaté”

Se cambiaron de lugar. Hugo se colocó para que le chupara la pija y el polaco me puso la punta de su pija en el orto. Yo deseaba esa pija con toda mi alma pero al mismo tiempo temía por el tamaño.

El pibe empujó, sin piedad. Me ardió el culo, cuando entraba, pero una vez adentro sentí un placer indescriptible. El movimiento del cuerpo era como una máquina de coger. Me apretaba los hombros y me la metía y sacaba como bestia. Menos mal que acabó pronto y sentí los chorros de leche en el culo, a pesar del forro. Hugo, que estaba disfrutando, del espectáculo, me acariciaba la cabeza y dejaba su pija quieta en mi boca.

El polaco se tiró sobre mi y me dejó la pija adentro. De tanto en tanto la pija parecía que crecía y largaba más leche. Yo me acomodé de costado y le pedí que no me la saque porque quería hacerme una paja con ese pedazo de carne dentro de mí y con la pija de Hugo en la boca.

La pija del polaco se sentía más suave, pero él seguía bombeando muy suave. Me la sacaba casi toda y me la ponía de vuelta. Yo me pajeaba con un placer y le chupaba la pija a Hugo que empezó a gritar “Voy a acabar, Voy a acabar”  y se movía cogiendome la boca. Me largó dos fuertes chorros de leche y el polaco acabó de nuevo pero la pija no estaba tan dura en ese momento.

Ahí me sacó la pija. Yo quería ver la cantidad de leche que había en ese forro. Se lo saqué con cuidado porque parecía que se derramaba, acabó como un caballo. Me encargué de limpiarle la pija con mucho esmero.

Descansamos un poco tirados en la cama, y después nos fuimos los tres al baño. Hugo me guiño un ojo y dijo, “ahora la ceremonia de la bañadera”. Yo me reí y nos metimos bajo la ducha. Nos enjabonamos y como yo había entendido el mensaje de Hugo me arrodille y  lavé las pijas de los dos que estaban flacidas. Me puse la de Hugo en la boca  y él dijo “mirá polaco esto” y largó un fuerte chorro de pis en mi cara y en mi boca, yo lo desfruté como siempre. Cuando terminó me puse la pija del polaco en la boca y me quedé jugando como insinuándole que haga lo mismo. El me miraba pero parecía que no se atrevía a hacerlo y Hugo, le dijo “¿ no tenés ganas de hacer pis, nene?” él se rió y empezó a mear directamente en mi boca. Me llenaba la boca tanto que yo no podía tragar y me caía encima.

Terminó de hacer pis, le chupé un poco más la pija, las bolas y lo dí vuelta para meterle la lengua en el culo. ¡Qué belleza! Ese culo duro, peludo y virgen. El pibe se agachó un poquito y me ofreció su culo, con toda confianza. Me dejó hacer eso un buen rato y como se había calentado y la pija la tenía dura de vuelta me la puso en la boca y se pajeó hasta acabar. Eso fue lo máximo.  


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